Durante varios meses se llevan publicando noticias muy positivas sobre las expectativas del turismo español este año 2024, y por ello el volumen de ingresos que puede generar, así como la consiguiente repercursión en un nutrido abanico de sectores vinculados, tanto directa como indirectamente éste sector turístico, uno de los pilares de la economía española, desde ya hace décadas.
Según publica el diario para profesionales del sector turístico, Hosteltur, “España superará los 90 millones de turistas extranjeros en 2024”. En su artículo, podemos leer que los datos se basan en el informe de la firma de consultoría y servicios profesionales “Braintrust”, la cual ya anuncia que España recibirá este 2024, 91 millones de viajeros internacionales, un 7% más que en 2023, cuando se registraron 85,1 millones. A este dato positivo, se añade por contraparte, la valoración del impacto negativo que está generando el turismo a nivel medioambiental, incremento de alquileres, fraude fiscal por la no gestión correcta de licencias de apartamentos turísticos de alquiler, u otras. Y es que uno de los puntos fuertes del turismo español es el turismo de sol y playa, en muchas ocasiones, favorecido por nuestra geografía, abierta a varios mares y un océano, así como el clima que ofrecemos a los visitantes.
Pero no todo son “alegrías”. Hay una gran crítica hacia el turismo de masas que genera un muy bajo impacto económico, pocos beneficios, grandes destrozos o la difusión de una imagen negativa del país, como es el caso del denominado “turismo de borrachera”, muy presente tanto en las islas como en la Península, desde hace más de 10 años, de manera cada vez más notoria, y que es muy rechazado por los residentes en la zona afectada.
Esto en parte de trata de frenar en algunas ciudades, donde se ya lleva cobrando una tasa turística. En Europa ya estaba presente, y dese hace unos días se ha comenzado a cobrar en Venecia. De esta manera, esta ciudad italiana, se ha convertido en la primera ciudad del mundo que ya cobra 5 euros a los turistas que visiten la ciudad y no pasen la noche en uno de sus hoteles. Con esta medida, se suma a las tasas turísticas que ya tiene Italia y otros 19 países europeos, cada uno en función del alojamiento y el número de noches que se pernocte.
Para quien no estén al tanto, ¿Qué es una tasa turística?
Una tasa turística es un impuesto que los turistas tienen que abonar durante su estancia en la ciudad elegida como destino. Puede tener diferentes denominaciones, pero suele aplicarse sobre el precio por noche de hotel, hostal, albergue, camping, apartamento u otro tipo de alojamiento turístico.
Se trata de un gravamen que se ha ido extendiendo en los últimos años y un recurso con el que muchos ayuntamientos pretenden obtener ingresos adicionales para reinvertirlos en el sector, contrarrestar el turismo masivo y avanzar a un modelo de turismo más sostenible. Sería positivo publicar de forma transparente el uso de esta recaudación.
En España, a fecha de hoy, solamente se aplica en dos comunidades: Cataluña e Islas Baleares.
Cataluña fue la primera comunidad donde empezó a cobrarse, desde el año 2012, y la tasa puede llegar a 6,75 euros por noche, aunque depende del tipo de alojamiento (por ejemplo, cambia según la categoría del hotel en estrellas),y de la época del año. Los precios pueden consultarse en la web de la Generalitat de Cataluña.
Las Islas Baleares aplican el Impuesto de Turismo Sostenible ya desde el año 2016, un gravamen que incluye a hoteles, hospederías, albergues, apartamentos turísticos e incluso cruceros que hagan escala en uno de sus puertos, entre otros. La tarifa varía entre 1 y 4 euros por persona y noche, dependiendo de la temporada. Su Gobierno, de hecho, ha anunciado que destinará 350 millones de euros recaudados a proyectos de sostenibilidad, formación y mejora de las infraestructuras turísticas.
La Comunidad Valenciana estuvo cerca de cobrar este impuesto, pero la Generalitat derogó la medida antes de que entrase en vigor este año. En Andalucía, el Ayuntamiento de Sevilla ha planteado cobrar a los turistas por entrar en la Plaza de España para “financiar su conservación”. En otras comunidades, como el País Vasco, el debate está sobre la mesa, pendiente de nuevas noticias.
Hemos de valorar si la tasa turística es realmente un freno al turismo de masas, que no aporta tanto como otros segmentos turísticos, o España debe virar hacia un turismo de más calidad, tratando de cerrarse quizá a un tipo de viajero “poco bienvenido”, y que no es nada agradable a los residentes en la zona. Son constantes las noticias publicadas de destrozos que causan visitantes que acuden para despedidas de soltero, o fines de semanas cargados de alcohol, que se cierran a una visita cultural o a disfrutar de una gastronomía de calidad, optando por un bocadillo o una paella congelada y que no supone degustar realmente lo que puede ofrecer la variada lista de productos de la huerta española, por ejemplo.