Inglaterra siempre ha cuidado su “imagen de marca”, tanto del país como de su monarquía.
Si viajamos al pasado y analizamos la historia y la economía inglesa, detectamos que alrededor de 800 empresas son titulares de un ‘Royal Warrant’, un sello regio brindado por la Reina Isabel II de Inglaterra, el Duque de Edimburgo y el Príncipe de Gales, que es desde su creación, una garantía de ventas. Sin ir más lejos, las botas de agua Hunter que vistió una cándida Lady Diana en 1981 se agotaron en cuestión de horas en todas las tiendas de Reino Unido. Otras compañías tan conocidas como «Barbour» o las conocidas galletas «Bendick» también lucen en su «packaging» los escudos reales concedidos tras pasar un complicado y detallado examen.
Desde hace años, todo lo que procede de Buckingham tiene interés, incluso su bolsa de la compra. Ser Proveedor Oficial de la Corona liderada por la Casa de Windsor es una garantía de éxito para empresas de moda, gastronomía o artesanía.
En el año 1840, se creó la mundialmente conocida “Royal Warrant Holders Association”, un ente encargado de brindar a las marcas británicas una distinción palaciega tras haber sido proveedor de la Casa Real durante al menos 5 años consecutivos. Eso sí, los únicos que están autorizados a poner un orden real bajo el nombre de una compañía u otra solo es competencia del actual rey (y previamente de la Reina Isabel), el Duque de Edimburgo o el Príncipe de Gales.
Es por ello que actualmente, la imagen de marca, y por ello la economía de la firma, se puede ver afectada con la alteración que está sufriendo la entidad en los miedos, ante la falta de información “verídica” sobre Kate Middleton. Por un lado, el hecho de no haber presencia de la misma en prensa; por otro lado, por el reciente caos generado por una foto “adulterada”. Ante la idea de ofrecer tranquilidad, por parte de la Corona inglesa, esta nueva publicación, ha generado una imagen muy negativa de la marca vinculada a la monarquía inglesa.
Muchos han sido los comentarios sobre la “foto retocada manualmente” tal como se ha dicho en prensa y otros canales de comunicación, por una poco profesional de herramientas como “Photoshop” Kate Middleton. Todo ello en el marco de la situación de salud que está viviendo Kate Middleton y cuya preocupación está alterando a los seguidores de la Casa Real británica, tras su intervención.
Ante las teorías de la conspiración más inverosímiles, son muchos los rotativos que han salido ahora en defensa de Kate. El propio “The Sun”, el tabloide más vendido del Reino Unido, no podía ser más claro en su portada: “Lay off Kate” (algo así como «dejadla en paz»).
Es curioso, pero lo que puede parecer un asunto baladí, y seguramente casi sin importancia para algunos, ha sumido a la Familia Real inglesa en una tamaña crisis de reputación y a una pérdida de confianza por parte de la prensa británica, que se pregunta ¿que es lo que han de ocultar desde el Palacio de Buckingham y por qué no muestran la imagen original?.
Quizá sería momento, para mejorar la imagen de marca de la corona real inglesa, de una aparición en público, o un vídeo cuidando muchos detalles, demostrando con ello que no hay ningún tipo de problema por parte de la susodicha, y que todo sigue los canales habituales.
No obstante, si viajamos a un pasado no muy lejano, recordaremos que la edición y manipulación de imágenes para dirigir un mensaje concreto no es una práctica nueva en los miembros de algunas familias reales en Europa.
En el caso de la familia real inglesa, la prensa nos habla de una imagen de la Reina Isabel II en la que parece con sus nietos y bisnietos en Balmoral, o la foto de familia de la boda del príncipe Eduardo, cuyo autor reconoció abiertamente haber retocado este retrato puesto que el príncipe Guillermo no aparecía sonriendo.
Si analizamos lo que hemos hecho “en casa” a nivel España, recordaremos dos imágenes que no pasaron nada desapercibidas como nos indica el periódico “La Razón”.
Por un lado, la fotografía del Rey Juan Carlos junto a sus hijas, las infantas Elena y Cristina, y algunos de sus nietos. Esta imagen se tomó durante el viaje de la familia a Abu Dabi en la Semana Santa del año 2022. Analizando el montaje, se detectó la ausencia de las piernas de Pablo Urdangarin tras las de su prima y su tía, muy seguramente porque no se encontraba en el momento de la foto y se decidió incluirle «a posteriori».
Otro de los montajes más sonados en la Casa Real española fue el del año 2005, cuando los Reyes Juan Carlos I y Sofía hicieron llegar una felicitación navideña en la que posaban en Zarzuela con todos sus nietos.
En otros entornos, ha sucedido situaciones similares, que igualmente han afectado a la imagen de marca de la entidad y han generado un gran revuelo en tertulias y comentarios en redes sociales, creando más un problema que no una “solución”. En el caso de la casa real inglesa, habrá que esperar para ver qué camino sigue ahora su gabinete de comunicación a fin de acallar el incidente que están viviendo y con ello la situación de comunicación de crisis, no solamente a nivel Inglaterra, sino en todo el mundo, y que revierte en la venta de sus productos y comentarios.