Durante años, viajar ha sido símbolo de mover personas de un lado a otro, de un país en el que hay un estilo y una cultura a otro punto del mundo, en ocasiones muy opuesto, con el fin de conocer, disfrutar y acercarse a otras personas. Visiones, contacto humano, intercambio de palabras en diversos idiomas en le que el trato entre personas ha ido puliéndose.
¿Cuantas veces has vivido la situación, hoy quizá menos habitual, de viajar con un pequeño diccionario de mano, y una lista de expresiones, en un idioma que apenas conoces, para poder hacerte entender entre los residentes del destino que conoces?. Quizá sea una estampa menos habitual para los millenials o generación Y, que viajan más pegados a la tecnología (pero que puede quedarse sin batería o sin conexión a internet o enchufe cercano).
Viajar es contactar con diversos profesionales que te permiten dar solución a tus necesidades, en diversos aspectos, bien sea en el viaje, en la llegada a tu alojamiento, en el restaurante o bar donde vas a comer, o en el punto de información donde tratan de ayudarte y ofrecerte información y solución a tus consultas (o al menos los que lo hemos vivido, hemos tratado de hacer en todo momento).
En ocasiones, y depende para quien, quizá estamos viviendo una «sobredigitalización», un exceso de vínculo a terminales, teléfonos móviles, u otro tipo de dispositivos, y no nos damos cuenta de levantar la cabeza e interactuar con los residentes de la zona, que nos pueden ayudar mejor durante nuestra estancia y viaje.
Ello incluye el contacto con profesionales del sector, perfectamente preparados y conocedores de los entresijos de la profesión, o de la marca que representan. Si bien, es curioso como algunas marcas están haciendo uso de robots a modo de recepcionista, desde hace algunos años. Esta acción de marketing, la vemos en hoteles de la cadena «Henn na», en Tokio.
De hecho, los dueños de la cadena hotelera Henn-na han decidido rectificar la decisión, pasado un tiempo de la puesta en escena del uso de robots, y poptaron por prescindir de más de la mitad de los robots y han contratado a humanos, según recoge «The Wall Street Journal».
La historia del hotel se hizo viral enseguida y la imagen de dos robots velocirraptores como recepcionistas se convirtió en un reclamo para los turistas curiosos. Junto a ellos, casi 250 robots hacían labores de atención al cliente, limpieza, transporte de maletas y asistencia en las habitaciones. Pero la mayoría de ellos han resultado ser un desastre: les cuesta entender muchas de las preguntas que les hacen los clientes, se equivocan de habitación al llevar el equipaje e incluso el asistente de voz que hay en cada habitación despierta a los viajeros que roncan diciéndoles que no han podido entender su petición. Una forma de trabajar muy alejada de la que se espera de un hotel de cinco estrellas.
A ello añadir las diversas herramientas que nos rodean para facilitarnos la vida. De hecho, como se pudo leer en la edición digital de la cabecera de prensa «Cinco Días», en la edición lanzada en Fitur 2019, los turistas han cambiado y no se conforman con poco. A los viajeros ya no les basta con que el avión llegue a su hora o que la habitación de su hotel esté limpia. Cada vez quieren más porque cada vez saben más.
“El turista es cada día más exigente y valora ser tratado de forma personalizada y diferencial. Ellos están marcando la tendencia en un sector en constante transformación digital”, explicaba Carlos Domínguez, responsable de nuevas tecnologías y operaciones hoteleras del Instituto Tecnológico Hotelero (ITH). “La diferencia está en los detalles, capaces de cambiar emociones, haciendo única la experiencia. La tecnología nos ofrece la posibilidad de hacerlo realidad”, concluyó en sus declaraciones.
Tan solo con levantar la cabeza, girar de izquierda a derecha, y mirar a nuestro alrededor, veamos como quizá estamos tan vinculados ya a nuestros teléfonos móviles y otros aparatos, que ya no sabemos salir de casa sin ellos.
A principios de este año, se generó un listado de las ‘Apps’ viajeras, que han supuesto un cambio de hábitos en el viaje a otros países o ciudades. Por si no has gestionado o no lo has valorado, antes de hacer la maleta prepare el móvil. Estas son las siete aplicaciones más útiles para viajar en 2019.
- Google Translate. Traducción de voz instantánea, tomando una foto de un texto o escribiendo en 103 idiomas. Usted viaje y hable sin problemas. Antes nos comunicábamos como podíamos o con el diccionario.
- XE Currency. Conozca el tipo de cambio de cualquier divisa y su evolución. Las «casas de cambio» han ido reduciendo su presencia informativa.
- City Mapper. Muévase por 39 ciudades del mundo como un local manejando todas las opciones de transporte y su coste a tiempo real. Los «sobrecostes» de los chóferes que daban vueltas innecesarias han ido desapareciendo
- Pass Wallet. Tarjetas de embarque, entradas de cine, billetes de tren… Todo en esta aplicación.
- Skyscanner. La app reina de búsqueda de vuelos lo seguirá siendo en 2019. Culture Trip. Descubra los mejores planes personalizados para realizar en diferentes ciudades de todo el mundo.
- Check-in Scan. Ahorre el 90% del tiempo en su registro en todo tipo de alojamientos.
De hecho, y esto es muy importante para los profesionales del sector, en la gran red estará en todo lo que nos rodea (si no lo está ya) permitiendo digitalizar todo lo referente a la actividad turística. Un informe publicado por SiteMinder revela que el 75 % de los viajeros españoles hace sus reservas en internet, a través de una agencia online o directamente en la web del hotel. Hemos pasado del contacto humano en agencias de viaje presenciales a auto gestión por canales digitales.
Si giramos la vista al pasado, nos damos cuenta que hemos pasado del diario de papel para tomar notas, el mapa desplegable para alcanzar el destino con la ayuda de personas de la zona que conocen las calles y las paradas de metro, el «voucher» con copia del fax, que nos permitiría acceder al hotel y a los diversos servicios contratados, con papel de calco y sello de la agencia de viajes, a tenerlo todo en un dispositivo, que se puede quedar sin batería. Si bien, en todo momento, la ayuda de una persona que nos da la bienvenida, nos podría ayuda a solventar nuestras consultas o problemas, a pesar de usar un inglés «mas o menos macarrónico».
Quizá sea por ello que un viaje a otro país, por un congreso, por una necesidad de trabajo, o por una esperada desconexión vacacional, no dejará de ser, entre otras cosas, un cambio de hábitos de nuestra rutina. Y de hecho, una máquina nunca nos dará un tipo de trato similar al trato de una persona, pese a que los errores de la persona puedan ser numerosos. Pero la sonrisa será inimitable.